viernes, 12 de agosto de 2011

Del Bolillo y otras obsesiones colombianas

Ya todos nos sabemos de memoria la historia, el 'Bolillo' Gómez estaba saliendo de una discoteca en Bogotá. Eran las 11 de la noche y, vaya saber uno por qué, éste hombre le terminó pegando a una mujer desconocida. 

Dos días después, cuando la historia se regó por los medios, el Bolillo se vio obligado a emitir un comunicado de prensa pidiendo disculpas. Aquello no fue suficiente para nadie, primero las reacciones feministas: La casa de la mujer pidió su renuncia como director técnico de la selección Colombia. Luego, los titulares de los principales periódicos olvidaron que hay otras noticias en el país, después las discusiones en Twitter y Facebook, y, para acabar de ajustar, mi Blackberry lleno de cadenas con chistes sobre él. 

Supongo que así somos, obsesivos. Se nos pega una historia en la cabeza y no hay quién nos la quite. ¿Alguien recuerda la famosa lechuza del estadio de Barranquilla, a Carolina Cruz y su excelente inglés, a Doña Gloria en el Metrocable? Tenemos que hablar de algo tonto cada semana. Hablarlo, discutirlo, ironizarlo, hacer hasta chistes con él y a la semana, darle la vuelta. Ahora estamos en Pobrecito Bolillo, ¿por qué se le fue todo el mundo encima? 

Yo no sé si el tema merecía tal importancia como para el boom que ha causado o si, quizás, debimos pasarlo por alto. Solo sé que los colombianos necesitamos de estos chismes tontos, necesitamos hacerlos más grandes de lo que realmente son, para ver si logramos ignorar el resto de historias del país... esas, las que realmente duelen. 

3 comentarios:

  1. Buen escrito. Muestra un ángulo diferente y poco obvio entre la avalancha de opiniones que han surgido. Noto algunas partes que tienen una lectura muy cortada -como en el primer párrafo-, en las cuales comienzas a contar algo con fuerza y lo cortas abruptamente con un punto seguido.

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  2. No todo pueden ser lágrimas, de lo contrario el imaginario que nos formaríamos como país serían puras tristezas. En parte es esta obsesión la que nos ayuda a sentirnos vinculados con un mismo escenario y nos forma como pueblo colombiano, nos hace sentirnos cercanos a nuestros compatriotas porque ellos también están comentando las mismas cosas...

    Igual, es verdad que hay temas que toca dejar pasar. El accidente con la lechuza fue descomunal. Pero este tema, al menos, su importancia radicaba precisamente en que lindaba con "un tema de esos que realmente duelen" como la violencia a la mujer en Colombia, y el machismo tradicional.

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  3. Joscon, gracias por tu opinión. Es cierto que la redacción tiene puntos cortados, pero es un poco la intención, con el manejo de los puntos pretendo demostrar que la historia ha sido contada tantas veces que no vale la pena ni siquiera gasta muchas comas en ella. Bienvenido a mi blog efímero!

    Aiuola, tienes un excelente punto. Es cierto que estas cosas nos acercan a nuestros compatriotas, pero quñe tristeza que nos acerquen los hechos más absurdos ¿no deberìan quizás acercarnos los que realmente valen la pena, esos por los que nos podemos unir a trabajar como país? Digo yo, desde mi ignorancia inocente! Bienvenida a mi librería :)

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